Texto y Fotografías: Catalina Berrios Maldonado

Fue al interior de una iglesia en octubre de 2012, cuando un grupo de jóvenes loínos iniciaron una agrupación motivada por la música. En primera instancia, su objetivo fue el de consolidarse en torno a ritmos brasileños, como la samba, pero con el pasar del tiempo se abrieron paso en otras áreas artísticas. Hoy no sólo inundan de sonidos las calles de Calama, sino que también han cambiado el rostro de la ciudad, a punta de brochas, pintura e interesantes propuestas visuales, hermosos murales por los que hoy son reconocidos.

En sólo dos años, han intervenido más de 12 puntos del centro de la comuna, abarcando casi 2.500 m2 de paisajes, personajes y temáticas relevantes a la zona, intervenciones que, de acuerdo a Ricardo López Ledesma, director del Gremio Cultural Antü, surgieron como idea tras un viaje a Brasil.
“Recuerdo haber visto muchos murales de Eduardo Kobra -nombre artístico de Carlos Eduardo Fernandes, artista callejero- y al ver cómo una obra puede cambiar el entorno de un lugar, nos dimos cuenta que nuestra ciudad no tenía obras de ese nivel, que entregaran mensajes, historias, algo especial para entregar cultura a la gente”.

Así, surgieron las primeras propuestas, las que comenzaron a ser trabajadas de manera directa de la mano de grandes expertos en la materia, importantes exponentes del arte callejero de Chile y el mundo, que arribaron hasta la ciudad para dar forma a estos proyectos, entre los que destacan Felipe “Mufe” Escobar, Daniel “Fluor Art” Cari, Cristóbal Espinoza y Nicolás “Dos Colores” González.
Entre sus aportes más reconocidos, figura el mural instalado en la intersección de las calles Balmaceda y Atacama, donde se puede vislumbrar los rostros de Violeta Parra, acompañada de Mon Laferte, Anita Tijoux, Víctor Jara, Jorge González y Eduardo “Gato” Alquinta. A pocos metros de este último, se encuentra una llamativa y colorida protagonista del reino animal: la Ranita del Loa.

CULTURA

Ricardo López explica que “nuestro principal objetivo es culturizar a la gente, concientizar, educar, que tengan un mensaje más allá de la pintura. Sabemos que los murales han tenido un gran impacto en la juventud, en los niños y las personas adultas. Es transversal todo lo que ha provocado el muralismo que hemos podido llevar a cabo en Calama, y esperamos que podamos seguir haciendo este tipo de intervenciones. Tenemos varias murallas ya vistas para poder seguir interviniendo”.

Si bien los primeros murales fueron autogestionados, con el pasar del tiempo la agrupación logró consolidar importantes aportes de parte de distintas entidades y en ocasiones incluso han contado con la ayuda de la misma ciudadanía. “Los de Cobreloa, por ejemplo, -instalados al interior y afuera del Estadio – hicimos una campaña junto a los hinchas, y ahí la gente apoyó esa iniciativa”.

Sus últimas intervenciones, y que ya pueden ser disfrutadas por la comunidad, fueron trabajadas de manera conjunta con el municipio local y su Corporación Cultural, destacando entre ellas el retrato de flora y fauna propia de la zona, instaladas ya en icónicos espacios de la ciudad, como es la misma Casa Consistorial y el recientemente inaugurado Paseo Borde Río.

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