Por: Equipo Ckuri
Fotografías: Sebastián Rojas Rojo
Todo comenzó entre 2014 y 2015 con un estudio de fotografía que creamos con un colega y que tenía por nombre “Sofía”. Desde ese momento, comenzamos a gestar actividades culturales, realizamos exposiciones de fotos, talleres y ciclos de poesía, pero por un tema económico no se pudo seguir en ese espacio.
A partir de ahí, buscamos un nuevo lugar para poner el estudio de fotografía. En 2018 se presenta la oportunidad de levantar un espacio de autogestión con Zike (artista visual y urbano), que tuviera un cuestionamiento a las organizaciones de gobierno. La idea era levantar un espacio sin identidad gubernamental, ya que Sebastián y Zike trabajaban en este tipo de entidades, por lo que conocían las debilidades del medio. También sabían que la institucionalidad venía en crisis, es por eso que la expresión abierta gesta la idea de fundar el Centro Cultural “Casa Azul”.
Y la anterior no sólo por la inquietud de abrir espacios para nosotros, sino que para todos los artistas del norte y, por qué no, del país. Es un hecho que nuevamente artistas de la región ponen en la mesa el tema de los centros de creación y residencia.
Precisamente, en Antofagasta siempre se relaciona el arte y la cultura al adorno, pero no se piensa como un pilar transformador. Al comienzo queríamos sólo focalizar en los lenguajes visuales de la fotografía y pintura para dar difusión a las artes visuales. A principios de 2019, partimos con la misión de crear distintas actividades en torno a la pintura y fotografía.
PRIMERA ACTIVIDAD
El nombre de este lugar lo buscamos durante mucho tiempo y al final teníamos que decidir y Zike propuso el nombre y lo encontramos llamativo. Desde ahí comenzamos a trabajar el espacio como Centro Cultural “Casa Azul”.
La primera actividad realizada fue un Workshop de Fotografía Deportiva, la cual tuvo una convocatoria de seis alumnos más una intervención callejera fuera de la casa. No solamente la idea era intervenir el espacio interior, sino poder igual encontrar la vincular cultural fuera del espacio. “Queríamos tener un contacto con los vecinos, que ellos fueron los primeros en ver, leer la exposición y nos dimos cuenta que había un interés por visitar exposiciones”, señala Sebastián, quien agrega que la idea principal del centro es trabajar en el territorio.
Con el pasar del tiempo, llegó la incorporación de otros compañeros, como Jazz Fuentes, ligada a la música. Este fue el punto inicial para la apertura de otros lenguajes, comenzando con tocatas y conciertos privados, entre otras actividades. Al llegar la pandemia fue una necesidad colectiva de los artistas, ya que al haber pocos espacios con la cuarentena se cerraron aún más.
Nadie sabía cómo enfrentar estos nuevos territorios. Pero la unión hace la fuerza y fue esa fuerza de creación colectiva, la que mantuvo la gestión y creación, pese al contexto. Fue muy especial, ya que se gestaron experimentos creativos inesperados, lugares nuevos de creación, una especie de “Vanguardia Underground”. Por ejemplo, está el experimento de la mediación dramatizada (Artes Visuales y Artes Escénicas) de la exposición “Ventanas” o el trabajo con Club de Lectura “Tú no tienes Corazón”, ´pues nunca habíamos tenido experiencias de esa magnitud y fue la pandemia la que nos ayudó y permitió cuestionarnos e investigar para abrir este lugar dispuesto para los artistas.