Por: Paula Meza Brito
Fotografía: Paula Meza Brito
Rudecindo Espíndola Araya, más conocido como “Rulo”, es un dirigente indígena con una profunda conexión con Toconao, Soncor y el pueblo Lickanantay, que hoy fusiona todas sus experiencias de rescate y preservación de las tradiciones y cultura atacameña, para desarrollar una política indígena en la lucha por la repatriación de los cuerpos de sus antepasados.
¿Cómo se origina el proyecto de “Patrimonialización y Coleccionismo de cuerpos indígenas en territorio Atacameño”?
A raíz de constantes cuestionamientos de nuestros hermanos y hermanas atacameñas y en una profunda conversación con Carlos Aguilar, Ulises Cárdenas y la Dra. Patricia Ayala, decidimos investigar el paradero de nuestros ancestros, sus ajuares funerarios y todos los elementos que fueron extraídos de los lugares de descanso del territorio Lickanantay. Retomamos los trabajos realizados el año 2007, cuando se prohibió la exhibición de los cuerpos en Atacama y empezamos a trabajar firmemente en esta iniciativa en 2019.
Citando el título de uno de los artículos de investigación de los que has sido parte: ¿Dónde están los abuelos o ancestros?, ¿cuándo y por qué salieron de la tierra y del territorio atacameño?, ¿quién los sacó?, ¿cómo están ahora?
Nos fuimos dando cuenta que los cuerpos de nuestros abuelos estaban en ciertas universidades y museos. Logramos dar con fechas en que fueron sacados algunos ajuares funerarios; por ejemplo, los de la época de Gustavo Le Paige. Y ahí nos surgió otra pregunta sobre quién los sacó, y no fue difícil descubrir que fueron investigadores amparados en el modelo colonizador y extractivista, que no respetaban nuestra cultura ni nuestra cosmovisión. Y sobre cómo están ahora, acá en San Pedro de Atacama nuestros ancestros están derechamente en unos containers, en el Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo R.P. Gustavo Le Paige. Nosotros como pueblos Lickanantay, estamos trabajando en una solicitud de reparación y devolución de los cuerpos.
¿Cuáles son los mayores desafíos a los que se han visto enfrentados?
Definitivamente, la pobreza que existe en Chile con respecto a las leyes y articulados que aborden estas temáticas. Estamos en un país muy centralista donde las decisiones en torno al patrimonio y la cultura se toman en Santiago y para las ciudades. Es un desafío que, además, requiere ampararse en los tratados internacionales que existen sobre los derechos humanos indígenas. Tenemos que educar al Estado con respecto a nosotros. Hay países que han trabajado el tema de las repatriaciones con excelentes resultados, como Argentina, Paraguay y México.
¿Cómo esperan finalizar este proyecto?
Lo que nosotros queremos es la dignificación de los cuerpos de nuestros ancestros, que vuelvan a sus territorios y sean enterrados en sus lugares de descanso eterno de donde nunca debieron salir. Necesitamos que se respete la mirada, la forma de vida y la cosmovisión que tenemos como pueblos originarios.