Por: Patricio Vega Contreras
Fotografía: Patricio Vega Contreras
Todo comenzó tímidamente en una ya lejana “Maratón poética” en 1971, una cita literaria que reunió a escritores y poetas en la Plaza Colón de Antofagasta. Era el amanecer de los años 70 y este encuentro fue un cóctel perfecto para dar rienda suelta a la creatividad de una generación que estuvo marcada por la lectura y los sueños revolucionarios.
Sin embargo, su “bichito” por escribir apareció 13 años más tarde, en una segunda versión de este encuentro poético, esta vez como organizador. Ahí estalló esa pasión de estampar en el papel poemas afilados en plena dictadura y retratar los sueños de una generación donde el mensaje era claro: la poesía era un instrumento de protesta y de combate. “Ahí me detuvo por primera vez la poesía”, recalca.
De eso han pasado las décadas y el poeta taltalino Pedro Osorio Aguilar (73 años, radicado en Antofagasta) lanzó hace pocas semanas su tercera publicación titulada “Contra mí mismo”, un paseo por diversas temáticas y mensajes que no dejan indiferente a nadie, sobre todo por la fuerza de encontrar la palabra precisa y de digerir un mensaje que dice muchas cosas. Sus anteriores publicaciones son “Poemas de madera” (2011) y “La Luna en la escafandra” (2016).
TEMÁTICAS
Su hablar es pausado y deja traslucir distintos sentimientos de sus temáticas, suavizando algunas y potenciando otras. Esto último cimentó una creciente y férrea amistad con Hernán Rivera Letelier, aunque los años los fueron separando desde el punto de vista de la narrativa.
De origen obrero y con una clara mirada política de izquierda, reconoce que su pasión fue devorar libros para aprender y dar ese significado mágico de amor a las palabras, siempre con la consigna de ser un vehículo de crítica social, de lo bueno y lo malo. Así su mundo fue tomando forma, moldéandose, de la mano de la lectura de escritores como Julio Cortázar o Gabriel García Márquez.
¿Y sigue vigente esa poesía combativa?
La poesía es creación, es arte, no se puede limitar ni ser conducida, la poesía se cae cuando uno quiere llevarla a un plano ideológico o a otro. La poesía debe tener libertad, por eso es que muchos poetas con militancia después terminaron renunciando a ésta.
¿Para ser poeta hay que ser rebelde?
Por supuesto, hay que romper esquemas. Las formas son importantes, pero a veces de tanto cuidar la forma no aparece el poeta. En el medio del texto, hay que abrir esa ventanita, hay que hacer algo, eso es la poesía, que no se puede explicar, se tiene que sentir.
LIBRO
¿Cuáles son las temáticas de su último libro?
El mar… está el regreso a Taltal que era necesario, volver a mis raíces de donde estudié la enseñanza básica y media. Ahí comencé mi militancia, ahí vivía a pocos metros de la línea del ferrocarril. A mí no me interesaba publicar mis cosas, pero después conocí gente que me incentivó, les compartí algunos poemas y de ahí llegaron las publicaciones.
¿Cómo ve a los poetas actuales de Antofagasta?
Hay buenos poetas en la actualidad, una generación importante, pero los más rupturistas han ido envejeciendo y no trascendieron.
¿Se nace poeta?
En mi caso, vengo de una familia, por decirlo, en que todos eran poetas: mi hermana recitaba, mi viejo trabajaba en la salitrera y era guitarrero, mientras mi abuelo tocaba el acordeón. Había poesía, mi abuelo recorría las salitretras y las cosas que me decía transitan entre la mentira y la verdad. Entonces todo era poético, siempre contaba cosas poéticas.
INSPIRACIÓN
¿En qué se inspira para escribir?
La inspiración está en la corrección, de lo contrario no hay poesía, a veces no está el poema… En la noche uno va cambiando una palabra y a veces eso cambia muchas cosas. Hay que seguir escribiendo. Al despertar en la noche puede venir una idea que la escribo y después la voy desarrollando, la inspiración viene de muchas partes. Escribo de todo, menos de las cosas personales. A mi juicio, es algo que no corresponde.
¿Computador o máquina de escribir?
Escribo desde mi celular. Por ejemplo, estoy esperando a alguien y me pongo a escribir, después se los envío a mi compañera y ella le da el visto bueno o me da sugerencias para mejorar o desarrollar de mejor forma el poema. Así voy escribiendo y mi poesía va tomando forma.
Y promete seguir escribiendo, aunque no con el ímpetu y los decibeles de sus tiempos de revolucionario. Eso sí, la pluma rebelde de Pedro Osorio está más vigente que nunca remeciendo sentimientos, porque la poesía es parte esencial de su vida.