Este carismático porteño, diseñador, artista visual y comunicador, llegó a San Pedro de Atacama hace 15 años movido por el amor. Su aterrizaje en el desierto le desató un corto circuito creativo que lo ha llevado a desarrollar distintos proyectos y colecciones de moda femenina, donde los textiles altiplánicos se fusionan con la estética de los bailes religiosos de la zona, reflejando el arraigo cultural que lo inspira. Esta es la historia de Edu Godoy, un experto en sorprender a los demás.
¿Cómo y por qué llegaste a vivir al desierto de Atacama?
Llegué a este desierto por amor. Lo que comenzó como una relación a distancia, con idas y venidas constantes, terminó por arraigarme en esta tierra. Me enamoré también de este lugar, con sus colores y atardeceres mágicos.
Háblame un poco de tu trayectoria en San Pedro, lo que has hecho en estos años tanto como diseñador, artista y también comunicador.
Lo primero que hice fue un taller de Diseño y Reciclaje en el antiguo liceo agropecuario. De a poco, me empezaron a llegar invitaciones a fiestas, celebraciones religiosas y carnavales, donde conocí a mujeres pastoras y ceramistas. Ellas y sus experiencias me inspiraron a crear mi primera colección aquí: “Cholita Mod”. En 2016, realicé una intervención de moda en la plaza y abrí “Vivaracha”, la primera peluquería para mujeres, que también funcionaba como boutique. Así también, mi pasión por el arte y el compromiso social me ha llevado a realizar acciones performáticas sobre el cuidado del agua y el respeto a los animales. Fui animador del matinal “Arriba la mañana San Pedro de Atacama” en la radio María Reina, lo que me llevó a convertirme en comunicador, apoyando a emprendedores con transmisiones en vivo y compartiendo noticias de la comuna.
¿Cómo equilibras la tradición cultural e histórica con la innovación en tus diseños?
Me sumergí en un mundo de tradiciones, trajes, rituales, carnavales e historias de vida. Esto para mí fue profundamente inspirador y el impulso inicial para empezar a bocetar, experimentar con materiales, texturas y dar vida a nuevas piezas que son reconocidas como clásicas y vanguardistas a la vez. Mis diseños están pensados para una mujer sin edad, contemporánea, que busca equilibrio en su vestimenta. A pesar de la riqueza de colores en los textiles andinos que utilizo, mis prendas siempre mantienen una línea depurada y sofisticada.
¿Cómo te ha cambiado como diseñador y persona el habitar el desierto de Atacama?
Siento que vivir en el desierto es sólo para valientes, por todo lo que conlleva. Pero me cambió a una velocidad de crucero, después de estar constantemente en la vorágine misma de la moda, haciendo producciones, editoriales, desfiles y colecciones. Llegué acá y fue como un reinicio al espíritu, a la mente. Vivir en el desierto es sinónimo de ser resiliente. Siento que es mi lugar.
¿Qué otros proyectos o colaboraciones tienes en mente para el futuro?
Desde octubre del año pasado, asumí orgullosamente como vocero del Pueblo de Artesanos. En cuanto al diseño de mis prendas, éstas están en el Hotel Awasi, un espacio que apoya a los artistas locales y tengo en mente lanzar una nueva colección inspirada en la tierra, el chañar y el algarrobo. Visualizo linos y estoy en pleno proceso creativo, amasando ideas con calma y reflexión. Soy muy meditativo en cada cosa que hago. Aquí, en el desierto, siempre estoy en movimiento y profundamente agradecido del día a día y del vivir aquí.