Por CLAUDIO ALARCÓN DURÁN
Fotografías: Sebastián Rojas Rojo

Son las primeras palabras que expresa la actriz oriunda de Cali (Colombia), Rafaela Castro Arboleda, para opinar sobre el rol de las artes escénicas. Añade que los artistas y sus acciones deben hacerse cargo de lo que se comunica, ya que el público tiene derecho a recibir un mensaje pulcro y real.

Egresada del afamado “Estudio de Actores”, Rafaela ha desarrollado su carrera profesional inspirada por el legado del maestro del teatro colombiano Enrique Buenaventura, fusionando en un constante movimiento las energías de las artes escénicas y la danza. Radicada hace diez años en Antofagasta, ha sido parte de de los elencos de las compañías y agrupaciones Teatro de los Sueños, Teatro Independiente Antofagasta, Colectivo Arte Migrante y Compañía la Favorecedora. Su talento aporta en el desarrollo de las tablas regionales, por medio de la práctica del “Teatro paisaje”, expresión que se propone la mixtura entre el lenguaje teatral con el espacio natural e histórico de nuestro territorio, destacando su participación en la obra “Enganchadas. Mujeres del Salitre”, donde se encuentra con su historia y herencia familiar como afrodescendiente.

Su espíritu inquieto le permitió fundar la Compañía “Emigra Teatro”, forjando una identidad propia en prácticas actorales y de ampliar los horizontes de las artes escénicas. Este es el caso de las personas con discapacidad de la “Perla del Norte”, fomentando así su participación a través de la Oficina para la Integración de la Municipalidad de Antofagasta, donde ejerce el rol de monitora y directora de la compañía de “Teatro Sin Límites”, labor que la enorgullece día a día.

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