“Dibujar es mi herramienta más fuerte para enfrentar el mundo”

Fotografías:

Alice Frembo

Radicada en San Pedro de Atacama, Alice Frembo es una artista visual que desarrolla un trabajo a través del puntillismo, acuarela y grafito, con fuerte inspiración en la cosmovisión andina y temas como el inframundo, los rituales y la muerte entendidos como portales de memoria y resistencia.

“Lo que más me inspira para dibujar o pintar son los relatos sobre entidades sagradas e icónicas y todo lo que está relacionado con la ritualidad”, reflexiona desde la Pachamama en conversación con Revista Ckuri.

¿Cómo es tu camino para llegar a las artes plásticas?

Siempre supe que quería dedicarme a las artes. Desde chica, dibujar fue mi mayor manera de expresarme y siempre ha sido mi herramienta más fuerte para enfrentar el mundo. Apenas pude, me metí a estudiar en un liceo de artes plásticas-figurativas para aprender más técnicas y así poder representar todo lo que mi alma necesite mostrar. Es un aprendizaje que no se detiene, que va más allá de lo que uno puede aprender en una escuela. Todos los días hay algo nuevo que entender y cada pintura o dibujo me lo enseña de forma distinta. Es un camino para toda la vida, una forma de conectar con las personas que no se limita simplemente a la creación de imágenes, sino a entregar mensajes.

¿San Pedro de Atacama tiene alguna particularidad en tu carrera?

San Pedro es un lugar que tiene mucho para enseñar y para descubrir. Me inspira todos los días, no sólo por sus paisajes, sino también por sus historias y cultura. Desde que me vine a vivir acá, me entregó nuevas formas de ver el mundo y de entender la vida. Eso se volvió la base de mis nuevos proyectos de dibujo y pintura. Creo que hay que conocer el desierto para poder apreciarlo y amarlo de verdad. Por eso intento plasmar ese conocimiento en mi arte, para que también otras personas puedan conectar con eso, con ese lugar lleno de memorias.

¿Qué te inspira?

Las entidades sagradas e icónicas. Me interesa mucho esa forma auténtica de ver la espiritualidad, porque siento que realmente entrega conocimiento. Incluso un paisaje puede ser parte de eso, de hecho me inspiran mucho y los estoy integrando cada vez más como fondo o contexto para contar una historia.

Por ejemplo, en el dibujo “El Guardián” integro a la obra un paisaje donde me detengo muchas veces en contemplación, muy transitado por pastores y pastoras con sus ovejas, donde hay un cráneo de camélido rodeado de flores como un guardián. La realización de esta obra ha influido mucho en mi mirada artística. Me hizo entender que puedo relatar sobre usanzas y costumbres utilizando un paisaje que veo cotidianamente e integrarlo con sus reales protagonistas e historias.

¿Qué importancia y por qué tiene el tema del inframundo y la muerte en tus creaciones?

Últimamente he estado reflexionando sobre lo importante que es entender la muerte para poder valorar la vida. No podemos intervenir en la muerte, pero sí en cómo vivimos: en nuestras acciones, en cómo nos tratamos a nosotros mismos, a los demás y al entorno. Para muchos pueblos originarios, el inframundo no era ningún espacio de castigo donde la vida terminaba, sino que era un espacio de transformación. Cada cultura tiene formas distintas de relacionarse con la muerte, pero lo que comparten es la idea de la continuidad del alma. Eso me marcó profundamente.

Por eso me interesa rescatar esa mirada, donde la muerte no es algo que se rechaza o se teme, sino algo que enseña. En los rituales antiguos hay mucho respeto por ese momento de transición del alma y en mis dibujos quiero que eso se note, que sean una especie de recordatorio de transformación individual, de comunidad y de honra a la vida, no de miedo ni rechazo.

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