El arte que libera

Por: Iris González Gamboa
Fotografía: Patricio Báez

Ariqueña de nacimiento y de regreso ya hace más de 7 años en Antofagasta, Constanza Bustos Castillo tuvo desde niña una conexión con las artes, que hoy son la gran pasión de su vida.

Sus estudios de teatro los cursó en la Universidad de Valparaíso, donde se especializó en dramaturgia y fue contactada para un proyecto carcelario que terminaría marcando su retorno a la capital regional. La joven, que además ejerció la docencia en la Universidad de Antofagasta y estudió guión de Cine en Cuba, hoy desarrolla con pasión diversos proyectos de la Fundación Basca.

“La Fundación como tal nace conmigo y seis autores de la cárcel de Valparaíso, que comenzamos a experimentar cómo se puede habitar la escritura y la actuación. Ahí nace el concepto de “autoría carcelaria”, como le quise llamar por medio de una investigación teórica que estudia el fenómeno de teatro y cárcel y postula por qué esta forma de escribir y ver el teatro, es diferente a la hegemónica o la legitimada por todos nosotros afuera”.

Por estos días, Basca sigue trabajando en su objetivo: lograr que muchas personas privadas de libertad puedan tener acceso no sólo a una instancia cultural, sino que a las mismas condiciones con las que cuentan los artistas de la región. Y, así, “seguir desarrollando un importante espacio de autoreinserción, sanación, organización y contención, a través del encuentro con artistas que viven en estos contextos”, afirma.

PERSONAJES

Para Constanza, la conexión con el trabajo artístico en la cárcel nació a través de su dramaturgia. Antes de su labor en el penal porteño, ya había escrito la primera versión de la obra “Robar con un Hijo en la Mesa”.

¿Qué aborda la pieza?, ¿cuál es su historia y personajes?

Es una obra sobre el resentimiento, la desigualdad social en un Estado brutal, sobre cómo funciona el descaro de las elites y las altas esferas del poder en nuestro país. La obra aborda el poder y la violencia desde el mundo de los vínculos afectivos y que, entonces, desde este contexto, terminan siendo muy perturbadores dentro de la trama. La historia trata de dos ladrones, Carroloco y July, que entran a robar a una casa acomodada en Navidad y al entrar se encuentran con un niño, Alfonso, que está intentando besar el cuerpo inerte de su madre, Lucía. Y una gran maleta con dinero en medio de la sala. La obra comienza a dialogar con lo que está pasando fuera de la casa; una crisis social que parece no tener control. Es así como las escenas nos van develando los mecanismos políticos y efectos psico-sociales que han tenido los estallidos sociales en Chile, desde la dictadura al estallido de 2018, por ejemplo, porque esta obra pudo haber sucedido en cualquiera de estos momentos en que un país disfónico como Chile ha tendido a explotar.

¿Cómo llegó la obra a ser parte del libro “Escribir desde el borde?

Todo es trabajo de las compiladoras Daniella Girardi, Isabel Sapiaín y Gabriela González. El libro es una antología que nace de un podcast que ellas iniciaron creando en Santiago, como primera iniciativa de su objetivo principal, que era, como bien dicen ellas, potenciar la divulgación de dramaturgia contemporánea escrita por mujeres y lejos de la capital. La obra llega a sus manos, porque ellas mismas hacen un catastro sobre producciones dramáticas consistente y permanentes en el tiempo y que analizaron en su programa “Dramaturgas Chilenas”, a finales de 2022. Ellas me contactaron directamente y todo se comenzó a dar de manera muy orgánica.

TEATRO

¿La obra será llevada a las tablas?

Sí. La obra ya ha tenido dos temporadas antes de que se lanzó el libro en 2022, pero con otro elenco. Hoy estamos ad portas de un nuevo estreno, con nuevo elenco y producción. Igualmente, el contexto del libro, el lanzamiento y el análisis que han realizado las compiladoras, permean esta nueva versión, de una mirada más aguda para su montaje. Personalmente, agradezco mucho esos efectos del trabajo de las chicas.

Constanza Bustos afirma que en cuanto a públicos, no le gusta generar “diferencias seudo-intelectuales de qué contextos son aptos o no para ciertas obras. Es una obra violenta, pero que no exagera en su horror, sólo muestra algunas interrogantes de manera agresiva y poética a la vez y en todo público podemos encontrar personas que conecten con esas preguntas, del lado que estén”.

En abril, la pieza será estrenada en el Centro Cultural Estación Antofagasta, tras lo cual la creadora y el equipo esperan itinerar por diversas regiones y escenarios del país.

“Mi invitación es para las nuevas generaciones, siempre libres, siempre frescas, a crear sus espacios de creación, para mover las cosas. Y a las autoridades culturales a ponerles foco”, sentencia

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