Por: Iris González Gamboa
Fotografías: Andrés Elencwagj

“Yo estudié danza, me fui a Argentina a estudiar. Que haya caído en el circo, creo que es un acierto de la vida, pero trato de fusionar todo lo que sé y he aprendido en el camino del arte dentro de lo que hago, porque creo que uno no es solamente una sola cosa, como que se va mezclando de distintas cosas en diferentes momentos de la vida”.

Las palabras son de la antofagastina María José Monje Rivadeneira, quien se define como “una artista escénica, de título trapecista” y que junto a su esposo Andrés Elencwagj dan vida a la Compañía Apariciones, agrupación para la cual lo social y comunitario es su sello.

¿Cómo se formaron y cómo llegaron a ser artistas circenses?

Con Andrés empezamos a trabajar juntos en Argentina. Yo estaba allá, regresé a hacer una gira de circo de un año, volví a la escuela del Circo Criollo, que es donde aprendí a hacer la disciplina del trapecio y allí estaba Andrés siendo profesor y trabajaba con otra trapecista amiga mía. Ahí nos conocimos y empezamos a trabajar juntos, armamos esta Compañía Apariciones y empezamos a hacer giras por Europa en el verano.

“Pepy” explica que es la trapecista y “Andy”, su marido, el encargado técnico y coach. “Básicamente él me entrena y además arma el aparato, se preocupa de que esté todo bien equilibrado, porque además es una disciplina donde el trapecio es como un columpio, tiene que volar derechito; tiene que verse también en distintos espacios, alturas”.

¿Qué te enamoró del arte circense?, ¿qué encontraste allí que no hallabas en otras disciplinas?

Tiene realidad, tiene verdad. El circo tiene verdad, lo que sucede no es una actuación, no es mentira, es realidad. A diferencia de un actor que ensaya sus parlamentos, el circo tiene riesgos, tiene la vida puesta en juego en ese minuto de verdad…no es una performance, más allá que el show y el espectáculo con las luces lo hagan parecer así. Es como el deporte, de cómo la artista representa ahí la vida, el esfuerzo, el corazón, la pasión por lo que hace. Es menos de un segundo… una triple no dura ni un segundo y lleva años de sacrificio para poder mostrar esas proezas.

¿Cuánto ensayo y/o preparación requiere tu arte?

De preparación y tiempo siempre depende de la persona. La constancia eso siempre va en cada persona, quizás a mí ciertas cosas se me hicieron fácil porque yo era deportista y bailarina, pero yo llevo ya bastantes años, por lo menos unos 10, dedicándome a esto y lamento no haberlo empezado a hacer desde niña. Todos los días me subo al trapecio, todos los días de la vida. Y si no me llego a subir por abc motivos, tengo mis rutinas de yoga, pilates, de acondicionamiento físico. Todos los días necesito moverme y afinar mi cuerpo. Es como tocar un instrumento: tienes que cuidarlo, afinarlo y cuidarlo.

TRAPECISTA

¿Cómo te llegaste a especializar en el trapecio?, porque el circo es todo un mundo…

Fue mi amor a primera vista, por decirlo así. Es la disciplina que más me llena…yo me subo y me siento cómoda y súper poderosa dentro de ese cuadradito que es el trapecio, a diferencia quizás de otras ramas y otras facetas dentro del circo es el elemento que más me gusta: tiene aire, tiene una cosa que no lo da cualquier otro elemento, de todos los que yo he probado o he podido experimentar.

¿Cómo llevan el circo a la gente, a la comunidad?

Como Compañía Apariciones justamente hacemos ese acercamiento del circo. Yo particularmente, profesionalmente, a veces me desempeño como trapecista en circos tradicionales, trabajando en espectáculos de aquellos circos en carpa, pero mi proyecto como Compañía Apariciones estando en Antofagasta, donde necesito y quiero hacer patria y tierra porque nací ahí y hasta mi 18 años viví ahí y, si esto lo hubiera conocido cuando era niña hubiera sido otro mi cantar, hacemos clases de circo para niños, porque encontramos que es en esa primera infancia donde uno le cambia la cabeza al futuro.
Ello justamente los tiene hace ya cinco años trabajando con la Corporación Cultural de Antofagasta, realizando en el Teatro Municipal una escuela de verano para niños y adolescentes. “Después abrimos nuestras funciones y nuestros espectáculos en festivales y en comunidades que lo acepten. Entonces llevamos nuestra estructura, que es súper pequeña en comparación a un gran circo, pero tratamos de acercarnos a las comunidades donde quizás nunca han visto algo parecido”, asegura la artista.

Lo social es un sello para ustedes como Apariciones.

Claro, siempre. En lo social, lo comunitario, abrimos también los entrenamientos para nuestros amigos y gente que está como con ganas de aprender para que quizás sea también un hobby. Yo empecé como un hobby y jamás pensé que me iba a dedicar a esto profesionalmente.

¿Hoy están trabajando en algún proyecto en Antofagasta?

Ahora estamos en la búsqueda de un espacio para poder habilitar todas las ramas dentro de lo que hacemos como circo. En Antofagasta hay una carencia de espacios culturales, sobre todo en nuestro aspecto, que necesitamos espacios grandes, altos, con visibilidad y eso es muy, muy difícil conseguirlo. Entonces, estamos hoy en este proyecto de búsqueda.

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