Su pasión por la naturaleza llevó a Daniel Briceño, antropólogo y observador de aves, a descubrir una biodiversidad sorprendente. Ha registrado más de 90 especies en la comuna de Calama y 70 en el oasis de la ciudad, a pesar de las adversidades que enfrenta el ecosistema. “Nunca nos enseñaron que había otra riqueza más allá de la minería en esta zona”, reflexiona, resaltando cómo la fauna local y la historia cultural son invisibilizadas en la región, opacadas por la importancia de los recursos minerales.
Impulsado por sus descubrimientos, este calameño sintió la necesidad de compartir la riqueza natural de su entorno. Nació así “Las aves y el oasis ancestral de Ckalama, educación ambiental anclada en nuestro territorio”; un proyecto para visibilizar la biodiversidad del oasis, con un enfoque en las aves que habitan el lugar.
Entre sus hallazgos más importantes están la subespecie endémica de siete colores Tachuris rubrigastra Loaensis, que lleva el nombre del río Loa, y la primera evidencia de la reproducción de la garza azul (Egretta caerulea) en la región, registrada junto al experto Alex Rojas. Los anteriores descubrimientos, sin duda, fueron clave para darle aún más impulso a su proyecto.
Así también, a lo largo de sus exploraciones, Daniel observó la interacción armónica entre la avifauna y los cultivos agrícolas. Vio cómo aves migratorias se alimentan de los cultivos de choclo y alfalfa, o cómo los rapaces cazan roedores que se alimentan de los granos residuales del maíz. Estos momentos mostraban no sólo la vida de las aves, sino también la profunda conexión entre la naturaleza y la cultura local.

LIBRO
Lo que partió como una idea, tomó forma cuando Daniel presentó la iniciativa a Esteban Araya Toroco, de la Asociación Indígena de Regantes y Agricultores Lay Lay, quien con su experiencia en la visibilización del patrimonio cultural, se sumó al esfuerzo. Junto al ilustrador Francisco Cornejo y la diseñadora Eugenia Prado, se materializó un libro que documenta esta relación entre las aves, el oasis y la cultura local. El proyecto incluyó también un mini documental titulado “Ckalama, un oasis ancestral” y guías de campo de bolsillo con fotografías de aves.
El proyecto, financiado por el Gobierno Regional de Antofagasta a través del FNDR, se divide en dos partes. La primera, aborda el oasis de Calama, su formación geográfica y la relación ancestral del pueblo Lickanantay con la naturaleza, destacando el Sotar Condi, un picaflor sagrado que simboliza la conexión espiritual con el entorno. La segunda parte es una guía de campo sobre las aves del oasis, resaltando la biodiversidad que persiste en áreas intervenidas, particularmente en los relictos agrícolas de Calama, donde la avifauna sigue siendo diversa.
Sin duda, a través de “Las Aves y el Oasis Ancestral de Calama”, este experto no sólo busca compartir su amor por la naturaleza y su fascinación por las aves, sino también enseñar a la comunidad local la importancia de valorar y proteger este ecosistema vital.
Su iniciativa invita a los calameños a reconectar con su territorio y a unirse a la tarea de preservar este oasis que sigue resistiendo en el corazón del desierto. Es un llamado a la acción para proteger este invaluable patrimonio natural y cultural, y para garantizar que la biodiversidad de la región continúe siendo apreciada y conservada para las futuras generaciones.