Clara Espinoza Cavour nació en Calama y pertenece a la etnia lickanantay o atacameña, y ahora se mueve entre la ciudad loína y Santiago. Ejerció como matrona durante 22 años en el Hospital “Carlos Cisternas” de la capital minera.
Tras jubilarse en 2010 por una discapacidad física, emigra a la gran metrópoli donde se recibe como Técnico Superior en Fotografía en el Centro de Formación Alpes, para comenzar así una nueva etapa en su vida.
Los constantes viajes de capacitación, aprendizaje y experiencias fotográficas le han servido para realizar proyectos fotográficos de su amada tierra, cuyo objetivo es mostrar, respetar, preservar y visibilizar la cultura atacameña, además de realzar la belleza natural, el patrimonio material e inmaterial. Registro que quedará para las futuras generaciones.

¿Cómo ocurre esta reinvención saltando de un área de la salud a una de las artes?
Se dio en el contexto de recuperación de una inesperada enfermedad (operación de aneurisma gigante más 2 bypass cerebral). Al estar más recuperada, sentí que Dios me había dado la oportunidad de seguir viviendo, que tal vez tenía una misión que cumplir. Ya había entregado 22 años de mi profesión de matrona a la comunidad, feliz por cierto ¿y ahora qué? Entonces, como no podía volver a trabajar al hospital, porque me jubilé por discapacidad, decidí irme a Santiago a estudiar fotografía.
Esto coincidió con que mis dos hijos estaban estudiando allá, lo cual facilitó mi decisión. Sentía que tenía que reinventarme en lo que siempre me ha gustado, la fotografía y que a través de ella podía cumplir mi misión. No fue fácil, pero lo logré. Lo que antes era un hobby ahora es mi pasión.
¿Por qué la fotografía?
Desde niña estuve ligada a la fotografía. Mi padre no era fotógrafo, sin embargo, disfrutaba viendo fotografías impresas. En cada actividad familiar él llevaba un fotógrafo para inmortalizar el momento. Después, juntos ordenábamos las fotos en el álbum familiar y allí nació mi gusto por la fotografía.
Me gusta la fotografía porque es memoria, sentimiento, una forma de expresión personal, de mirar, de recordar y de contar lo que somos.

¿Qué buscas captar en cada imagen?
Captar el momento, una situación especial que no se repetirá.
PAISAJES
¿Qué te inspira?
Nuestro paisaje nortino, el cielo azul, el sol, el viento, el silencio, la naturaleza, la amabilidad de su gente, de cómo ellos sobreviven a pesar de la contaminación, escasez de agua, de la resistencia de abandonar sus tierras y tradiciones. Realmente, los admiro y eso me empuja a seguir trabajando en los proyectos fotográficos.
¿La fotografía ha sido una herramienta para dar a conocer la cultura y vida atacameña?
Con ese objetivo publiqué en 2024, después de siete años, un fotolibro: “Alto Loa, la belleza oculta del desierto”. A través de sus páginas se muestra el patrimonio cultural material e inmaterial y paisajes de nuestra zona. Esta obra me ha permitido mostrar nuestra cultura atacameña a través de presentaciones del fotolibro, exposiciones fotográficas, conversatorios y participando en ferias fotográficas en Santiago y Calama.
Es mi legado como fotógrafa atacameña, dejar algo tangible. Me siento feliz de rescatar lo nuestro, que se conozca, valore y respete esta milenaria cultura, por cierto, a veces desconocida.

¿Cómo es la vida entre la selva de cemento como es Santiago a la Pachamama en la Provincia El Loa?
Entretenida y dinámica. En Santiago, además de estar con mis hijos, disfruto asistiendo a exposiciones fotográficas, talleres, cursos, hay una amplia gama de aprendizaje, sólo hay que aprovechar esa oportunidad. También tengo una linda red de amigos fotógrafos que nos acompañamos e intercambiamos experiencias.
En Calama, es más tranquilo, igual tengo que distribuir el tiempo entre mis familiares, amigos y salidas fotográficas que hago coincidir con el descanso de mi esposo y partner José Miguel, quien me acompaña y apoya en mis locuras.
Este es el dúo perfecto para realizar mis proyectos fotográficos. Lo que aprendo en Santiago lo aplico en mi amada tierra (Calama), tengo esa libertad de expresión y se respeta.