“La Contadora de Películas”, una de las tantas aplaudidas novelas de Hernán Rivera Letelier, llegó el año pasado al cine y ya había sido llevada a las tablas, pero nunca tan cargada de “nortinidad”.
He ahí el sello y sabor especial de la última puesta en escena de Alma Reina Teatro, que decidió montarla con un motivo muy especial, que es contado por su propia protagonista y directora, Pamela Meneses. Y la explicación es más que clave.
El 2011, recuerda la actriz y periodista antofagastina, la historia llegó al Premio Nacional de Literatura 2022. “Se la contó un amigo, cuyo tío era un niño al que mandaban a ver películas. Yo venía llegando de Santiago, había terminado de estudiar y él me empezó a escribir un monólogo para que hiciera esta obra de teatro”.
Finalmente, por esos caprichos de la vida, el monólogo terminó en libro, los años pasaron y la novela fue llevada a la pantalla grande, tras su rodaje en la pampa que la inspiró. “Con Hernán dijimos ‘pucha qué pena que se haga la película, obra, y en quien fue inspirada en el fondo para hacer este personaje, no lo pudo hacer’, entonces señalamos “ya, hay que hacerlo ahora; vale la pena hacerlo, porque es diferente a todas las otras versiones, porque nadie que no sea de acá va saber mejor cómo representarlo. Yo le decía: esto va a tener la chusca que no tienen ellos”, relata.
¿Cuál sientes que es la mirada especial que tiene la obra, a diferencia, por ejemplo, de la película?
No he visto la película, no quise verla en su momento justamente para no influenciarme con nada, no contaminarme, pero principalmente esta es una adaptación que la empezó Rodrigo Guijón y la terminamos con una exprofesora, Trinidad González. Tiene esta nortinidad y no cuenta sólo la historia lineal, sino que también habla de la resiliencia de una mujer o de un hombre viviendo en una oficina, en una situación bien compleja por la vida misma y que es capaz de sobrellevar esto por este don que tiene, porque finalmente las películas le salvan un poco la vida.
ESTRENO
Es una historia bien pampina…
Claro y es transversal también en el sentido de esto del querer salir adelante pese a todas las miserias que pueden haber en la vida. Tiene también mucho de ternura, pero sobre todo la mirada sobre la fuerza para poder salir adelante y salvar tu vida en el lugar en que estés, porque tú lo decides…porque tú lo quieres.
Así, inspirada en el texto, pero con el sello de Alma Reina, en mayo “La Contadora de películas” fue estrenada con dos funciones, con el auspicio de Albemarle y el apoyo de Glenn Arcos, Centro Cultural Estación Fotógrafo de Cerros y el Liceo Experimental Artístico (LEA) de Antofagasta, luego de un fuerte trabajo previo que representó un gran desafío para la artista.
“Necesitaba a alguien muy preparado desde lo actoral para enfrentar un trabajo así, porque yo no había hecho nunca un monólogo tan grande. Había hecho unos más pequeños, algunas escenas, pero un monólogo entero de este calibre, no había hecho nunca. Entonces, hice un entrenamiento actoral con mi maestra Trinidad González. Ella me preparó, estuvimos meses trabajando en la adaptación y también en el entrenamiento para poder enfrentar este texto de una manera no tan tradicional, a lo mejor un poco más moderna y un poco más con carne; con más verdad. Ha sido un desafío, mi primera vez en sostener una obra sola. Es importante para mí”.
Rivera Letelier -dice Pamela- está feliz, tanto como ella y todo el equipo de la compañía antofagastina. “Siento que es un regalo de mi parte para Hernán, por haber pensado en mí esa vez, con todo el amor y la ternura de hacerme un monólogo para que yo pudiera hacer una obra. Eso era muy bonito y creo que era un deber hacerlo. Era el momento ahora…así es la vida”, asegura.
El montaje, de aproximadamente 50 minutos de duración, es apto para todo público. Para la intérprete, “fácilmente podría participar en distintos tipos de instancias. Me gustaría que pueda girar a los lugares extremos, a los pueblos más pequeños, también viajar a otros lados obviamente, porque es muy particular esta versión…los efectos aparecen desde la actuación”.
La protagonista espera que “La Contadora de Películas” sea recibida como la historia “de una heroína anónima, dedicada a todos aquellos héroes anónimos que sobreviven en medio de la adversidad, porque su corazón y su luz siempre es más grande. Las películas tienen ese poder: sanar los dolores de la vida, de instalarse en el corazón de quien las ve; de hacer que casi nada duela y todo importe. Ese es mi mundo, mágico, intocable, mi espíritu”.