Por: Iris González Gamboa
Fotografías: Macarena Gutiérrez Gebauer / Edgardo Solís Núñez

Macarena Gutiérrez Gebauer divide y compatibiliza por estos días su tiempo entre sus responsabilidades familiares, un magíster y la preparación del catálogo que viene a culminar “Belle de Jour”, su proyecto “regalón”.

Octubre es la fecha de término para ese sueño que la licenciada en Arte de la Universidad Católica comenzó a dibujar en 2018, junto a otras dos amigas. Un año después, tuvo una primera primera versión con una convocatoria sobre los roles de la mujer y, tras ganar un Fondart, el 8 marzo pasado inauguró la muestra “Belle de Jour” en la Biblioteca Regional, con el deseo como tema central.

El nombre fue acuñado de la película protagonizada por Catherine Deneuve, cuyo personaje “se descubre como mujer deseante”, explica la creadora. “Siempre se considera para la mujer que el deseo tiene que ser en función de otro o para el otro, no por ella. Entonces esa es como la fibra central del concepto como feminista en “Belle de Jour”; es cómo la mujer se empodera o se hace consciente de lo que es para ella y por ella, no en función de terceros”, dice.

Ahora la artista, entre cuyos múltiples trabajos destaca la Trienal de Chile, en la que hubo una clínica de la cual salió un grupo que integró y expuso el 2009 en Salta (Argentina) y luego en el entonces Consejo de la Cultura de Antofagasta, afina el lanzamiento del catálogo y su entrega a la comunidad, en la que espera realizar un conversatorio y debate.

El ser mujer ha sido siempre un motor e importante foco. Para ella, el feminismo “es una construcción social; algo que uno va formándose, construyéndose (…) empecé a lidiar la condición de mujer con lo doméstico, por la condición de cuidadora, y empezar a relevar todas estas manualidades domésticas o manualidades que hacen las mujeres dentro del hogar y de ahí fue que empecé a entrar a textil”.
Macarena advirtió cómo ese trabajo, que se confecciona en el espacio privado, como expresión artística “está muy subvalorado y cómo, al salir al espacio público, empieza a tener otra connotación más política”. Ello la impulsó a investigar los textiles precolombinos, “todos los lenguajes, todos los saberes ancestrales que son parte de nuestra realidad, que son anteriores de lo que había por Europa”, recuerda.

“Lo que ahora estoy trabajando en mi tesis tiene que ver con eso, como una expresión que hicieron mujeres en el estallido social, que eran activismo y que no ha quedado registrado (…) y que quiero relevarlo”, enfatiza. Si bien no se define como artista textil, afirma que sí le gusta mucho “cuando expresa, aparte que lo textil tiene su tiempo; por mucho que uno se apure tiene su tiempo, no como lo de ahora que todo es a un click. Entonces, también te permite reflexionar, te permite más sentir la fibra, pero también tengo obras en que no ocupo eso en función de lo que quiero hablar (…). Lo que hice durante la pandemia tiene mucho más que ver con el activismo, con cómo salen expresiones a la calle y cosas que son efímeras, que no están pensadas para ser comercializadas”.

La artista ve con esperanza el momento actual del país y afirma que desde el estallido social todo hace que la creación sea más deductiva. Su lógica es participar desde el arte, “porque es parte esencial de la definición del ser humano que el arte esté en todas partes”.

La cultura -recalca- debería traspasar todo y tener un rango “mucho más fundamental y no como ahora, que se entiende como la guinda de la torta, como el show final, sino que es mucho más, porque la cultura, el arte y también las mujeres son elementos transformadores de la sociedad”.

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