Por: Redacción equipo Ckuri
Fotografías: Carlos Toloza Sánchez

La inmensidad de la pampa salitrera ofreció mucho más que riquezas y sueños de un futuro mejor a miles de familias diseminadas en el desierto. También fue el lugar ideal para la imaginación y la creación de juguetes en base a los materiales más increíbles que se podían encontrar en estos poblados.

El Cantón del Toco fue prolífico en escribir una nueva historia en el norte y dar valor inmaterial a una serie de singulares artefactos que recoge en su libro el profesor e historiador, Carlos Toloza Sánchez, quien es el “padre” del libro “Artefactos de la Infancia salitrera”.

NIÑOS

Carlos Toloza Sánchez

Este es un verdadero y mágico viaje a la inocencia, de cómo los niños de aquellos años sólo les bastaba la imaginación para disfrutar de jornadas que aún perduran en sus memorias y que nunca volverán.
Latas de sardinas cargadas con pequeñas piedras, zapatos viejos, diminutos cordeles, bolitas y madera eran artículos para crear un pequeño tren hasta un camión de transporte de pasajeros. Todo servía para jugar en la pampa.

Por medio de la investigación documental, de archivo y principalmente por trabajo de campo, el investigador se sumergió en esta singular y atractiva temática.

En el libro: “Artefactos de la infancia salitrera”, ¿por qué delimitó su iniciativa en el Cantón del Toco?

Utilizar una toponimia, donde se realce el territorio del Toco, tiene relación con la vinculación de los imaginarios que forman parte de los elementos que primero surgen del trabajo documental, también en la apropiación del territorio por la comunidad, además de la historiografía regional. El Cantón del Toco se refiere a un territorio que forma parte de la industria del ciclo del salitre, pero que siempre es abordada desde una perspectiva de Tarapacá y Antofagasta.

¿Qué lo motivó a centrarse en juguetes y objetos usados por niñas y niños de las salitreras?

El libro se realizó con la “Agrupación Cultural Audiovisual Mil Palabras”, que radica en Tocopilla, donde participó el audiovisualista Claudio Inostroza Espinosa y el profesor de Artes Visuales del “Liceo Domingo Latrille”, Manuel Dongo Rosales, con ellos se conformó un equipo que buscó observar una “emergencia” que surgió al investigar el Cantón Salitrero del Toco. La niñez es una etapa muy simbólica de una persona, en ella, las vivencias ebullen como parte fundamental de la emocionalidad, que es una parte importante de la identidad de los habitantes del Desierto de Atacama. El pampino recuerda esencialmente su cotidianidad.

NUEVO PROYECTO

¿Actualmente está trabajando en otra iniciativa cultural?

En el contexto en que se trabajó esta obra literaria (2016) y de la experiencia adquirida, posteriormente realicé un trabajo que se llama “Ruinas”. En él expresamos visualmente lo que son los restos de las oficinas que formaron parte del circuito productivo salitrero del Toco, que se observan en su inmensidad, en sus lazos comunicativos desde una perspectiva ferroviaria y cómo se ha observado cronológicamente la ocupación de esos territorios.
Así, entre nuevos proyectos transcurre la vida de este profesor e historiador, quien recobró del anonimato y dio valor agregado a estos olvidados juguetes de la pampa. Es la magia de la infancia en las salitreras, aquella que marcó a fuego a miles hombres y mujeres en el desierto.

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