Por: Edgardo Solís Núñez

Tras dar sus primeros pasos artísticos en la Escuela de Ballet de la Corporación Cultural de Antofagasta, Paula Pizarro Chau se trasladó a Santiago para convertirse en una destacada bailarina profesional al alero del maestro Edgardo Hartley.
La Opera del Teatro Municipal de Santiago y el Cuerpo de Baile del Havana Salsa fueron sus espacios de crecimiento artístico en la capital, hasta que tomó la decisión emigrar y hoy está radicada en Montreal, Canadá.

¿Qué te motivó a emigrar a Canadá?

Fueron varios factores. La decisión la tomé después de estar viviendo 11 años en Santiago, en un momento en que mi vida artística se consolidaba, pero el estallido social y la pandemia afectó las actividades de los artistas independientes, se cerraron espacios, se suspendieron programas y clases. Tomé la oportunidad de que mi pareja ya se había mudado a Montreal, decidí probar suerte mientras todo se calmaba y luego decidí radicarme.

¿Cómo resumirías esa experiencia?

Ha sido una experiencia linda y de autodescubrimiento. Me convencí de que podía hacer cosas grandes a pesar de la adversidad. El hecho de comenzar a estudiar nuevamente, me mostró nuevos horizontes. Como migrante no puedes estudiar lo que quieres, ya que para obtener la Visa de Estudios debe existir una coherencia con tus conocimientos previos, con tus estudios formales cursados en tu país de origen. Es así que empecé a estudiar Diseño de Interiores, carrera de la cual estoy egresada en espera de mi titulación. En el aspecto cultural, fue un cambio fuerte.

¿Y qué es lo que más te ha gustado?

Me siento una persona completamente diferente, lo que más me gusta es la tranquilidad. Es un país tranquilo y seguro. Mientras hagas lo que tienes que hacer, vivirás tranquilo, crecerás, te irán saliendo oportunidades, en una sociedad que integra y que tiene un alto concepto ciudadano, de cuidar los espacios públicos, de respetar a otro, integrado. Aquí las personas son buenos ciudadanos, se respeta al otro.

¿Qué recuerdos evoca Antofagasta?

Antofagasta me recuerda que mi juventud giraba en torno al ballet y a las actividades que desarrollaba el Teatro Municipal. Me pasaba toda la semana ensayando, disfrutaba cada montaje, cada viaje. Pero por sobre todo, destaco la formación que me entregaron los maestros del Teatro Municipal: me formaron para ser fuerte y disciplinada, porque sin ser una profesional de la danza, el ambiente que se vive y la pasión con la que se trabaja, hace sentir a los jóvenes una experiencia cercana a lo que todo bailarín vivirá en el desarrollo de su vida profesional.

¿Cómo fue tu experiencia de 11 años en Santiago?

Fue una experiencia marcada por los estudios y mi participación en el elenco estable de La Havana Salsa durante 8 años. Entré por audición apenas salí de la Universidad. Junto a otra compañera fuimos las primeras chilenas estables en un cuerpo de baile conformado exclusivamente por bailarines cubanos. En paralelo, dicté clases de danza y fui parte del elenco de bailarines de DJ Méndez, lo cual me mostró el mundo del espectáculo y el ambiente de la danza – show.

¿Ahora en qué está tu carrera profesional en Montreal?

Sé que todo lo que estudié en danza y lo que hago ahora, van a converger. Cuando entré a estudiar en Canadá, me di cuenta que el Diseño de Interior está ligado a las artes. Montreal es sede de muchas compañías artísticas como Cirque du Solei, entonces los oficios ligados al diseño, escenografía y otras actividades de soporte, son muy demandados por las diferentes direcciones artísticas que ejercen sus actividades en la región.

Mi mejor consejo es atreverse a salir de los estándares y de la zona de confort.

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