Por: Patricio Vega Contreras
fotografias de la autora

Daniela López Condori

Sus viajes cuando niña marcaron a fuego el sentimiento artístico de Daniela López Condori, más conocida como Daniela Esperanza. El aire afilado al golpear su cara y el aroma húmedo al amanecer, son parte de los recuerdos y tradiciones de su familia, a través de una conexión directa con la naturaleza.

Todas estas sensaciones van de la mano con el trabajo creativo de esta diseñadora de 27 años, quien ve en la fotografía la instancia perfecta para lograr ese cable a tierra, siempre ligado a los pueblos originarios.

Esta chuquicamatina tiene varias exposiciones en su currículum, siendo “Raíces” la piedra angular de este trabajo.

Así, la cotidianidad pasa a ser el marco perfecto para sus fotografías, donde siempre hay algo nuevo que aprender y mirar.

Si bien su propuesta está íntimamente ligada a la cultura lickanantai, también incorpora nuevos elementos como la astrofotografía, sobre cómo los antiguos habitantes de la región se regían por los astros en su habitual ritmo de vida, es decir, de conectarlo al ciclo de la cosmovisión andina.

Talleres, seminarios, exposiciones y el contacto diario con los suyos son parte del proceso de aprendizaje, con la clara intención de mostrar su propuesta artística.

PROYECTOS

Su trabajo ahora está centrado en Calama y siempre apunta a entregar diferentes lecturas. Y es que no basta con observar un paisaje o un retrato, sino que sus imágenes invitan a ir mucho más allá y descubrir el porqué esa fotografía llamó su atención y está ahí (para que todos la vean).

Esta incesante búsqueda está en paralelo con las ganas de enseñar a niños y jóvenes sobre este arte, dando sus primeros pasos en Ollagüe, San Pedro de Atacama, Antofagasta, María Elena y Calama.

¿Cómo nace ese vínculo de retratar la identidad y cómo ello influye en nuestra percepción?

Surge de la necesidad de ver, de estar como un espejo y ver cómo somos. La fotografía es un proceso identitario, es un proceso de reconocerse, de retratar lugares que tienen significado para ti. Esto salió de forma espontánea, de lo cotidiano, y después comencé mi formación para complementar esta sed de aprender.

¿Y qué viene ahora?

Mi trabajo es como un camino largo, de mucho aprendizaje, siempre marcado por la naturaleza y el patrimonio. Ahora vienen otros proyectos que tienen que ver con los bailes y la identidad del río Loa, más allá del valor del agua. Uno dice, claro, el agua es importante, pero yo lo estoy mirando desde la otra arista, del porqué estamos ahí.

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